El Caporal Y El Espanto
Juan Harvey Caicedo, Héctor Paúl
Que fue una noche sin luna,
inviernos del mes de mayo
Corría una brisa de espanto,
de esas que hielan al llano
Se escuchaba en los murmullos,
quejidos, y un llanto largo
Venía trayendo en las manos
el ánima de un condenado
Era el tenebroso rayo,
su compañero y aliado
Hasta los toros pitaban de
temor y acobardados
Y el atajo se perdía
en el monte más cercano
Y el caimán negro del nipa
se refugiaba en un charco
"Cámara y usted vió el macho?",
yo lo sé, y no lo he dudao
Por que los hombres son hombres
la historia lo ha demostrado
Se enfrentan al mundo cruel,
o se matan a balazos
Pero pelear con los muertos,
solo se ha visto en mi llano
El cuento que les relato
ya muchos lo han escuchado
Y veneran al llanero
que desafió al condenado
En una noche sin luna
invierno del mes de mayo,
Sin más armas que el valor
y el honor de ser cristiano
Llaneros de los contornos
pocos llegaban al hato
Donde habita hoy la leyenda
del caporal y el espanto.
Aunque muchos se quedaron
para probar lo contado
Ninguno aguanto la noche
y montaban sus caballos
Dicen los que vivieron
aquellos tiempos pasados
Que en épocas de trabajo
se espantaban los rebaños
Y aparecía en la llanura
un hombre negro y bien alto
Soltando una risotada
que acobardaba al más guapo
Me cuenta Don Marcelino,
que una noche de verano
Se paseaba en la Sabana
y oyó que estaban cantando
Al llegar a un morichal
vio galopar al espanto
Que vomitando candela
se alejaba por el llano
El catire José Amalio,
su paciencia iba agotando
Hombre de recio valor
nunca lo habían asustado
No le paraban los peones
aunque fueran bien pagados
Y ninguno se atrevía
a sabanear los atajos
"Maldito ese piaso
e muerto al que llaman condenao
Me voy a buscarlo solo
le voy a pegá un balazo
Ese jodio tá creyendo
que he sido gallo espueliao
Pero conmigo se juñe
lo voy a manda al carajo"
Y bien resuelto iba el hombre
en su caballo castaño
Llevaba en su cartuchera,
la cruz señal del cristiano
En la copa de su sombrero
la virgen patrona del llano
Y en sus labios de coplero
a Florentino y el diablo
"Espanto de la llanura
que acobardas al más guapo"
Esas fueron sus palabras,
al llegar a aquel quemado
"Vengo a buscarte pelea,
como quieras condenao
Soy tigre que en la Sabana
nunca lo han acorralao"
Serían en punto las doce,
el llano estaba asustado
El cielo con su negrura
se mostraba encapotado
El relincho de una bestia,
anunció al recién llegado
Mientras que una risotada
rompía el silencio del llano
El cielo se estremeció
un trueno lleno el espacio
Y una tempestad furiosa
con relámpagos y rayos
Vomitó fuego candente
cobijando al condenado
Por que allá, en la oscura noche
un hombre lo ha desafiado
"¿Qué es lo que quieres de mi?",
le preguntó aquel espanto
"Si quieres pelear conmigo
alistate José Amalio
Por que voy a demostrarte
que para mí no hay humano
Que se atreva a desafiarme
en este, tu inmenso llano"
"Jajaja, acomódese cuñao",
le contestó José Amalio
"A mí no me asustan sombras
ni con luces me acobardo
Yo soy como Florentino
que le dió paliza al diablo
Traigo a la Virgen del Carmen,
prendida a mi escapulario"
Se escucharon unos tiros,
se oyeron cuatro balazos
Cuatro cruces que apagaron
el fuego del condenado
Y dos jinetes con furia
que entre si se abalanzaron
Defendiendo los derechos
de comandar en el llano
Se acabo la tempestad
hubo un silencio sagrado
Comenzó la madrugada,
se oyó el cantar de los gallos
Y una brisa disolvía
el olor a azufre quemado
Mientras que allá,
sin sentido se encontraba José Amalio
El llano lo despertó,
con un concierto embrujado
Y el rocío de la mañana
sus labios acariciaba
Ya no volvería jamás
el alma del condenado
La valentía de un llanero
al mal había derrotado.